Yaya Tur

Necrològiques

Del 3 de febrero al 4 de marzo de 2001

Necrològiques es una pieza de Yaya Tur formada por una videoinstalación, un cubículo de carácter escultórico que alberga una ambientación con mobiliario propio de cualquier wallpaper y un retrato al óleo que acaba con una pequeña proyección de vídeo.

Profundizando en este cúmulo de referentes se nos conduce hacia la escenificación de un acto: la lectura de un testamento.

Es como subir al Nivel 13[1], donde un momento de simulación invade la realidad presente.

Si otras piezas de Yaya Tur  replanteaban comportamientos del ser social postcapitalista, de sus actitudes y carencias, o reflejaban una condición humana que se lamenta, lucha, enmudece, etc., en búsqueda de la felicidad, en Necrològiques el propio testamento se plantea como el anteproyecto de su muerte, y factores como el cinismo y la ironía son totalmente presentes en la dramatización de este hecho, matizados por la seria pincelada que aporta tanto la ambientación como la presencia imponente del supuesto notario que lee el testamento.

Una sutil inserción del vídeo en la pieza hace que el espectador se sitúe en el punto estratégico donde empieza a participar en un acto de voyeurismo. Tan solo estar dentro del escenario del hecho dramático y fisgonear en la especie de sorteo que desestructura el guión hace que el espectador obtenga una imagen del supuesto difunto, Yaya Tur, bajo los ejes materiales que le rodean.

Todo este conjunto de elementos se complementa con una intervención en los periódicos: en la sección de "Necrológicas"  se anuncia la lectura del testamento en la Sala Petita de La Capella. Pero el cúmulo de hechos fatalistas no acaba aquí; debe añadirse la fecha de la inauguración, un martes trece.

Así pues, el testamento de Yaya Tur aparece como un momento de enfant gâté en el que el propio creador juega con los protocólos de la muerte y define su desarrollo existencial a través del background adquirido, estructurado, delimitado, que dibuja nuestra identidad y nos hace seres sociales.

El despliegue de consumibles dentro del mundo de la imagen que afectan al terreno del arte, mediante la frivolidad propia de cualquier urban kid, hace que la lectura del testamento vaya más allá del hecho dramático y adquiera una morbosidad curiosa que se transforma en un tenue componente poético.

Joan Morey

 

[1] Film de Roland Emmerich. 1999. La película se desarrolla alrededor de una muerte ,isteriosa que introduce una vorágine de crímenes y decepciones cuando la muerte de un empresario revela una peligrosa doble vida que se mueve entre dos mundos paralelos, uno en 1937 y otro en el presente. Esta muerte desencadena una investigación de graves consecuencias. De este misterio se derivan intenciones cuestionables y secretos que pueden tener repercusiones épicas y letales. El pasado y el presente chocan.