John Wayne 130x97 2012
Mike_The Headless Chicken_81x65
Shoot First 65x54 2012
The Apple 55x46 2012
The Pose 73x92 2012
Sisyphus, Rhopography and a Headless Chicken. Sísif, ropografia i un pollastre sense cap
Sisyphus, Rhopography and a Headless Chicken. Sísif, ropografia i un pollastre sense cap
Sisyphus, Rhopography and a Headless Chicken. Sísif, ropografia i un pollastre sense cap
Sisyphus, Rhopography and a Headless Chicken. Sísif, ropografia i un pollastre sense cap
Sisyphus, Rhopography and a Headless Chicken. Sísif, ropografia i un pollastre sense cap
Rasmus Nilausen

Sisyphus, Rhopography and a Headless Chicken. Sísif, ropografia i un pollastre sense cap

Del 26 de junio al 2 de septiembre de 2012. Sala Gran. BCN Producció'12

Rasmus Nilausen (Copenhague, Dinamarca, 1980) vive y trabaja en Barcelona donde actualmente es artista residente en Hangar. Posee una licenciatura en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona y un máster en Bellas Artes por el Chelsea College of Arts and Design – University of the Arts London. Su obra explora los límites de la pintura y, a través de ella, cómo interpretamos nuestra imaginería. Para ello, selecciona y reorganiza las imágenes de su entorno que le llaman la atención y, a través de un proceso en el que el tiempo y “cortar y pegar” –entendido como un fenómeno social– son elementos clave, crea nuevas narrativas que permiten lecturas múltiples. Un proceso que parece evitar los acontecimientos importantes.

La exposición que Nilausen presenta en La Capella, Sisyphus, rhopography and a headless chicken, parte de la visión del artista convertido, en ocasiones, en una especie de John Wayne de la pintura contemporánea: “shoot first, ask questions later”. O quizás, más bien de un pollo sin cabeza. Instintivo. Toma todas sus decisiones a base de reflejos espasmódicos; posteriormente, por suerte, las analiza. El discurso extra-pictórico, que hoy por hoy podríamos llamar narrativo, en el caso de Nilausen pocas veces se descubre a primera vista. Se encuentra velado, en un segundo plano. La ventaja –y su problemática– es todo aquello que se convierte en sensaciones al contemplar la pintura. Un juego, ya no de azar, sino de coincidencias y conexiones, más parecido a los enlaces en YouTube que al rizoma de Deleuze y Guattari.

La pintura histórica siempre se ha considerado el género de mayor importancia de la pintura. Se utilizaba como un instrumento en la construcción de leyendas al servicio de la realeza y la Iglesia. Dicha pintura cumplía con la función imperativa de mantener estructuras establecidas, mientras comunicaba al espectador logros y méritos de la persona que había hecho el encargo. Hablamos de la pintura de acontecimientos importantes. Norman Bryson analiza este fenómeno en clave de “megalografía”, lo que relata un suceso supuestamente relevante (hechos históricos, pasajes bíblicos, leyendas mitológicas, etc.). No obstante, aplicando una lógica simplista, nos encontramos con la denominada “rhopografía”, es decir, todo aquello que carece importancia: lo no-importante.

La naturaleza muerta, particularmente celebrada en España por figuras como Cotán y Zurbarán, siempre ha sido considerada el género de menor importancia de la pintura. Esto, en parte, se debe a la ausencia de la figura humana, una ausencia que en este proyecto no llega a ser un veto narrativo, sino una variación que la acaba convirtiendo en algo diferente y menos evidente. Lo que sucede puede ser sencillo y probablemente anecdótico. Paradójicamente, la mitología griega –megalográfica por naturaleza– servirá de ejemplo argumentativo. Sísifo cayó en desgracia por su extraordinaria astucia, recibió un castigo severo por parte de los dioses, que le condenaron a perder la vista y a empujar perpetuamente una roca hasta la cima de una montaña, solo para que esta volviese a caer al valle, una y otra vez. Algo así como un castigo en bucle. En cierta manera, el artista comparte destino con Sísifo, pues realiza un trabajo constante y, a menudo, absurdo; pero necesario. “¡Hay que hacerlo!”, por obligación o por placer, eso no importa realmente. La continuidad es lo que se valora, dado que la mejor obra es y será siempre la próxima, la que aún está por hacer.

A otra escala (menos heroica que los personajes interpretados por John Wayne), todo pasó el 10 de septiembre de 1945, en un pueblo con el improbable nombre de Fruita, en el estado de Colorado, donde un granjero llamado Lloyd Olsen –apellido danés– tuvo como invitada a cenar a su suegra. Dispuesto a tratarla bien, fue al corral a matar a un pollo. Tras cortarle la cabeza, el granjero se quedó mirándolo, esperando sus últimos espasmos, pero curiosamente el cuerpo seguía con vida. De hecho, sobrevivió más de 18 meses y se convirtió en el símbolo de una cierta resistencia a aceptar el destino. Este proyecto convierte la rhopografía, ciertamente subjetiva, en una especie de pintura histórica.

 

Enlaces

Rasmus Nilausen -  www.rasmusnilausen.dk

 

Colaboradores

El Periódico

Cafè Schilling

La Capella | Rasmus Nilausen. Sisyphus, rhopography and a headless chicken